- Editorial, Patricia MoragaLACAN
- El seminario, libro 24, L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre, clases del 11 y 18 de enero, y del 8 de marzo de 1977 Jacques Lacan
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
- Silet XXX Jacques-Alain Miller
DOSSIER: EL CUERPO Y EL SÍNTOMA
- Una vía práctica para sentirse mejor Alicia Yacoi
- La histeria y amor al padre Silvia Tendlarz
- Una mujer síntoma de otro cuerpo Eduardo Benito
- «Quieren valorizarme» – Cuando el cuerpo no queda atrapado en el discurso Diana Campolongo
- Paradojas del cuerpo en la fobia Ana Cecilia González
- Eludir la sexuación: una parodia imposible Paula Husni
AGUJEROS
- El troumatisme del duelo Liliana Cazenave
- Una forclusión, dos agujeros – Consecuencias clínicas de la forclusión del agujero Patricio Álvarez Bayón
- Agujeros Fabián Schejtman
- Tres omisiones Perla Drechsler
- ¿Un tejido, una tela, una malla? Eugenia Serrano
RECORRIENDO LA AMP
- Lalengua y el forzamiento de la escritura Eric Laurent
TRANSFERENCIA DE TRABAJO
- Transferencia de trabajo, una cuestión de vida Sohar Marcelo Ruíz
- De la reciprocidad al respeto Luciana Rolando
- Transferencia de trabajo – De la repetición a la invención Gustavo Moreno
- Leer de otro modo, el equívoco Silvina Rojas
PAGUS
- El niño, sus derechos y el psicoanalista Claudia Lázaro
- Un ejercicio de lectura – Psicosis ordinarias María Marciani
- La música en el cuerpo Karen Edelsztein
#30 Cuerpos
$9.000,00
LACAN
- El seminario, libro 24, L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre, clases del 11 y 18 de enero, y del 8 de marzo de 1977 Jacques Lacan
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
- Silet Jacques-Alain Miller
Publicación en formato PDF.
La versión digital no contiene ni testimonios de pase ni casos clínicos por razones de confidencialidad.
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El equipo editorial preparó este último número con especial dedicación. Para la portada elegimos una imagen perteneciente al artista plástico Pablo Reinoso, cuya generosa donación agradecemos. Siguiendo el camino marcado por los úl-timos números de Lacaniana, aquí publicamos las tres clases del Seminario 24 que faltaban, establecidas por Jacques-Alain Miller, y de éste la clase del 14 de diciembre de 1994 de su Curso de la Orientación Lacaniana titulado Silet.
En el Seminario 21, Lacan introduce la sexuación en el inconsciente. Interroga si solo hay un saber inconsciente con la lógica del todo y la excepción, o si hay también un saber inconsciente con una lógica femenina. Plantea el inconsciente como un conjunto abierto, conexión de Unos que arma un saber en el cual el amor es no-todo. Interroga entonces el saber masculino cerrado y la relación con lo abierto femenino:
Ese saber masculino, en el ser hablante, es el redondel de hilo. Gira en redon-do. En él hay Uno al comienzo, como rasgo que se repite además sin contarse, y de girar en redondo se clausura, sin saber siquiera que de esos redondeles hay tres. ¿Cómo es esto posible, cómo podemos suponer que llegue a ello, a conocer una punta de esa distinción elemental? Felizmente, por lo siguiente: hay una mujer. Ya les dije [que] la mujer no existe… Pero una mujer puede producirse cuando hay nudo, o más bien trenza.
El saber masculino ignora que se necesitan los tres redondeles para que se cie-rre el nudo. Por eso la opacidad respecto del no-todo, del Otro goce, es completa en el ser hablante cuando hace el cierre de ese modo. Su idea es que la mujer se constituirá haciendo una trenza, pero a partir de la unidad que imagina en el hombre. Esa unidad que ella ve imaginariamente es aquello con lo que el hombre se identifica como unidad corporal. La histeria enseña que se arma un cuerpo a partir de la identificación al síntoma del otro. La histérica arma un todo; el goce femenino, en cambio, es no-todo. Lacan distingue entre la histeria y “una mujer” síntoma de Otro cuerpo.
En este número invitamos a escribir sobre el cuerpo. Siguiendo la orientación de Miller, la clínica lacaniana del parlêtre no tiene en cuenta sólo el significante y sus efectos de verdad, sino además el goce de lalengua que percute el cuerpo.
Eric Laurent, en su texto “Lalengua y el forzamiento de la escritura”, dice que Joyce, como mártir de la lengua, revela, en su relación con la escritura, que cada uno de nosotros, sin saberlo, crea lalengua que habla.
En la Conversación sobre el significante amo,2 Miller se refiere a la transfe-rencia de trabajo como una orientación argumentada, discutida, sostenida por más de uno. Ella constituye la fuerza de la Escuela. Y en El banquete de los analistas agrega que la tesis de la transferencia de trabajo en el fundamento del concepto de Escuela no concierne al analista como amo, sino como trabajador habitado por el deseo de saber, no por el amor al saber, esto es, un trabajador que vaya contra la ignorancia –en el sentido de la represión. Por eso decidimos abrir una rúbrica específica sobre la noción de transferencia de trabajo. La pregunta subyacente es: ¿Cómo puede el psicoanálisis transmitir el deseo de saber? Esto renueva la problemática del fin del análisis, que no es la mera transferencia o relevo del acto analítico por parte del analizante que deviene analista, pues el amor al saber debe trocarse en deseo de saber. Lacan dice, en la “Nota italiana”, que el analista debe haber situado la causa de su horror de saber, el modo propio de gozar.
Por eso, este número da un lugar privilegiado a los testimonios del pase pre-sentados por distintos miembros de la AMP. En palabras de Miller,
una Escuela de orientación lacaniana no podrá ser un cascarón, tampoco un monolito. Lacan es un bloque, una Escuela no es un bloque. El diferendo, la diferencia, son el elemento mismo de nuestra práctica. ¿No sabemos abrir nuestro camino, entre lo Inconsistente, lo Inconciliable, lo Insoluble, que son como Alecto, Tisífone y Megera, las Erinias de la correlación que no existe, la correlación sexual cuya ausencia condiciona todos los órdenes del discurso? ¿No sabemos, cuando se trata del sujeto, que el impasse no es fatal? ¿Que un pase es posible, o más bien que es contingente? Sí, [el pase es] contingente, como el amor mismo que llamamos transferencia.
La fortaleza de nuestra Escuela es sin duda la transferencia con Miller. Y Lacaniana es el producto de la transferencia de trabajo, que estuvo presente du-rante estos dos años en la elección de cada rúbrica, desde el tema hasta la tapa y los copetes. Gracias al equipo formado por Daniel Aksman, Dolores Amden, Nora Cappelletti, Karina Castro, Ana Cecilia González, Alma Montiel, Mariana Schwartzman, Álvaro Stella, Daniela Teggi y Ana Belén Zubillaga, el esfuerzo de hacer pasar algo nuevo, de reinventar el psicoanálisis y reinventarnos, no cesó por la pandemia. En este tiempo tan particular, el comité de prensa y difusión –a cargo de Nora Cappelletti, Mariana Schwartzman y Ana Belén Zubillaga– supo valerse de las redes sociales para causar el deseo de tener este objeto agalmático: la revista.
Agradecemos a Débora Rabinovich, exdirectora de la revista, que nos tras-mitió en mínimos detalles su amor por Lacaniana, a Gustavo Macri –artista inclaudicable ante las contingencias, que fueron muchas– por las tapas que creó, a Gerardo Arenas por la revisión de las galeras, al director de nuestra Escuela, Fernando Vitale, por propiciar el deseo del equipo y el cuidado en los conteni-dos epistémicos, a los asesores –Graciela Brodsky y Mauricio Tarrab– por estar presentes en cada detalle con su orientación, a Fabián Schejtman por la revisión de las figuras topológicas en los números 29 y 30, a los autores de los textos, a los traductores, y a Alejandra Glaze, la atenta editora que nos acompañó en estos tres números.
Una mención especial merece Jacques-Alain Miller, por haber interpretado como deseo de saber la demanda de publicar ciertas clases suyas y de Lacan.
En mi calidad de directora de la publicación, me despido de la tarea que me fue encomendada, expresando mi gratitud para con el Consejo de la Escuela, por haberme posibilitado este trabajo con otros que fue una aventura compartida de la cual extraigo un saber inédito y precioso: el lazo con lo heterogéneo que nos habi-ta y que es éxtimo. Y, por último, doy una calurosa bienvenida al próximo equipo.