“Hay una crisis, es un hecho, no es totalmente falso. En síntesis, el e-pater, ya no nos impacta”, afirmaba Lacan en su Seminario …o peor, el 1 de junio de 1972. E-pater, ese que ya no nos impacta, es el título que hemos elegido para este número de Freudiana. Título generado a partir de lectura de los textos y del debate en el seno del Comité de Redacción.
El trabajo en común no sólo nos permitió encontrar el título sino construir el índice de este ejemplar, pensar los artículos, corregirlos, elaborar un saber en torno a una publicación que lleva más de treinta años transmitiendo las elabo- raciones de los colegas de distintas partes del mundo sobre el psicoanálisis de orientación lacaniana.
E-pater es el título que hemos escogido atendiendo al Congreso PIPOL 11, pero también a lo que pensamos crucial de nuestra época: la caída del Nom- bre-del-Padre. Sin embargo, ya en los años 70, en su enseñanza, Lacan condujo su teoría a un más allá del padre. Neus Carbonell nos recuerda, en su artículo, que “Lacan no dudó en hablar muy pronto del declive de la imago paterna; también en el escrito ‘Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina’, se refiere al declive del paternalismo”. Es interesante, recorriendo los distintos textos, comprobar, como nos recuerda Guy Briole, que “de hecho, no hay época que no se plantee la cuestión del patriarcado”.
En el artículo “Salir de la edad del padre”, Jacques-Alain Miller se pregunta: “El padre: ¿cómo desembarazarse de él? ¿Es posible? ¿A qué precio? ¿Cuál es el precio a pagar para deshacerse de él?”
¿Qué malestar introduce hoy en la cultura lo que Guy Briole llama “pulveriza- ción del Nombre-del-Padre”? ¿Con qué herramientas contar para hacer frente a “las formas de goce adictivo de las que testimonia la clínica” actual, como señala Éric Laurent en su texto?
El recorrido de la revista nos lleva a algunas respuestas posibles… “La vía del arte es una de las fundamentales por las que algo que proviene del mundo de uno –incluso, como en el caso de Beckett, del inmundo– pasa a formar parte, a inscribirse en el lazo social”, plantea Claudia González, en su trabajo sobre Beckett.
Los casos de niños introducen la forclusión del Nombre-del-Padre. Un autismo y una psicosis infantil nos muestran cómo el arte del analista permite a estos sujetos construir modos de estar en el mundo a través de sus pequeñas inven- ciones.
Lo que queda del padre y la relación con el cuerpo al fin del análisis es tratada con rigor en los testimonios del pase. Nos muestran una forma otra de tratar la pulverización del Nombre-del-Padre.
El trabajo con otros en la comisión, decía al principio, nos permitió un trabajo de elaboración en torno al índice y a los artículos que incluye. Esto nos lleva a pensar la revista misma como un instrumento de elaboración entre varios, dirigida a la comunidad analítica, como una forma de hacer circular el saber a partir de producciones que abren nuevos interrogantes para –como afirmaban en el editorial de Freudiana 1– “hacer progresar el psicoanálisis”.
Más de treinta años después de este número 1, continuamos con el mismo deseo.
Graciela Esebbag
Directora de Freudiana